Iván Pedrosa

El hombre perdido

 

Cada vez caminamos más aprisa. Ha de ser así en mundo en que no hay tiempo que perder y donde todo ocurre de forma vertiginosa. La ciencia y su cara más palpable, la técnica, como se suele decir "avanzan que es una barbaridad" dominando por completo nuestras vidas. Ya no podemos prescindir de un sinnúmero de objetos engendrados por la ciencia ayer mismo y sin los cuales la humanidad ha subsistido a lo largo de miles de años. La técnica y el general el progreso todo lo agranda, todo lo empequeñece, lo acelera o relentiza a nuestro antojo. Lo que triunfa es lo eficaz, lo especializado, lo cómodo. Nosotros mismos nos preparamos cada la vez más en la medida en que las sociedades avanzan técnicamente, es mayor preparación que en última instancia se traduce en mayor eficacia y en una mayor productividad.

Cada vez caminamos más aprisa y el mundo se convierte en un tráfago de gentes que van y vienen sin saber muy bien por qué o hacia dónde. Poco a poco se abandonan aquellos estudios de los que se dice que "no tiene futuro" y que paradójicamente se llaman humanidades. En otros sin embargo se hacinan los estudiantes en las clases en busca de una llave para el futuro laboral, un futuro que en muchos casos no encontrán.

Por otra parte el propio desarrollo ha venido acompañado de grandes males que aquejan a la humanidad, tales como el empobrecimiento de los pueblos del sur, el despotismo de los poderes públicos; se han esquilamdo y mal utilizado fuentes de riquezas que tardaron millones de años en formarsesé y también el desempleo y las falsas expectativas de futuro para millones de personas.

Incluso, la realidad misma es distorsionada por los medios de masas, por lo Baudrillard dirá que vivimos en la cultura del "simulacro". Los acontecimientos se nos muestran lejanos, ajenos y objetivados. Algunos eventos aparecen magníficados mientras que otros se muestran un segundo plano, carentes de importancia, lo que no es reflejo de la realidad. Es decir, la información se nos da ya "digerida", asimilada previamente a su propagación.

Caminamos más aprisa y asistimos al fenómeno de la instrumentalización de la razón y de la propia vida al servicio del progreso, la tecnología y la producción. En parte hemos deshumanizado la razón. El resultado es el desarraigo, la pérdida de puntos de referencia y de valores indispensables que mantienen a la sociedad sana.

Y sin embargo en ese caminar acelerado hacia donde no se sabe dónde nos percatamos antes o después de que nos dejamos algo en el camino, de que algo hemos perdido. Lo triste es que tenemos constancia de esa pérdida por el vacío que nos deja y es que sin darnos cuenta hemos perdido al hombre. Lo dejamos atrás en nuestra carrera acelerada.

Quizás en estos estudios que se llaman humainidades nos sirvan de brújulao en el bolsillo, de punto de referencia para encontrar en el norte y saber de dónde venimos y hacia dónde queremos caminar. Ahora más que nunca necsitamos la historia, el arte, la literatura, la filosofía y tantas otras que nos ayuden a reencontrarnos con el hombre.

 

 

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