Soraya González

Mario Benedetti vuelve a Valladolid

 

Todo empezó cuando un amigo me acompañó a una librería, sin más propósito que curiosear un poco y hacer tiempo hasta la próxima clase. En la entrada había pequeños libritos, me quedé mirando uno y mi amigo recomendó: "léelo, merece la pena", de pronto preguntó ¿no eres asmática, verdad? Yo le contesté que no, y al ver mi cara de sorpresa me dijo "entonces te identificarás menos, pero te gustará igual, ya lo entenderás".

El librito era una selección de cuentos de Benedetti titulada La vecina orilla y la pregunta se refería al cuento El fin de la disnea. Era el comienzo de una extraña amistad. El librito se leía en media hora y Benedetti en sólo 93 páginas había logrado crear adicción.

Esa tarde volví a la librería a comprar su antología poética y la adicción seguiría en aumento. Luego, en mis lecturas, llegaría La tregua, Gracias por el fuego, La borra del café...

Estaba con este último cuando en una pequeña esquina del periódico leí: "Conferencias: Mario Benedetti en el Aula Triste, con motivo de su nombramiento como titular de la Cátedra Jorge Guillén, dará dos conferencias".

A pesar del cambio de sitio y de la poca publicidad que se dio al evento en el Paraninfo no cabía un alma, la gente se acoplaba como buenamente podía en el suelo y sólo que daba libre un estrecho pasillito para que el escritor pudiera pasar.

Comenzaron los aplausos, se suponía que el escritor estaba entrando, pero sólo se suponía pues hasta que no estuvo sentado al menos la abajo firmante no logró ver nada.

Mario Benedetti a sus 77 años, bajito, de pelo cano, con un característico bigote y un todavía más característico acento comenzó a hablar. Se hizo un increíble silencio teniendo en cuenta el número de personas que allí nos habíamos reunido.

Benedetti hablaba de la mezcla de realidad y ficción en sus cuentos y lo ilustraba con ejemplos, leyendo cuentos, para el disfrute de todos como El fin de la disnea que arrancó las carcajadas de los asistentes repetidas veces; o aquel, que describía un hecho completamente real, en el que un niño, familiar suyo, se había dado cuenta de que detrás de la enorme sonrisa pintada que mostraba un payaso, en el fondo, había tristeza y al descubrirlo salió del circo llorando; o aquel otro de los pasillos del café de diferentes colores, en principio, un hecho real, (pues los pocillos existían, eran un regalo para su madre) se convertiría en un cuento que le costaría cuatro años dar forma.

Los oyentes estaban entusiasmados y se hacia casi obligatorio volver al día siguiente para escuchar los poemas inéditos de su próximo libro Más allá del horizonte.

Se notó que la gente el día anterior había quedado encantada pues la cola para entrar era enorme y se empezó a formar desde dos horas antes del comienzo del acto.

No defraudó y la espera de nuevo volvió a merecer la pena.

Su gracioso acento y la tranquilidad que rezuma a sus 77 años hacen que de gusto oírle recitar sus poemas, que parecen escritos por un joven con muchas ganas de vivir y de animar a los demás jóvenes a que vivan; y aunque en algunas de ellas empieza a tratar el tema de la muerte, como quién esta viendo las orejas al lobo, a sus 77 años le quedan muchos proyectos que realizar, el primero ver la próxima publicación de su libro de poemas.

Gracias Mario, los jóvenes agradecemos que alguien confie en nosotros, y además por ser nuestro amigo ¿porqué lo eres, no?

 

 

Mario Benedetti

Desinformémonos

Desinformémonos hermanos
tan objetivamente como podamos

desinformémonos con unción
y sobre todo
con disciplina

que, espléndido que tus vastas praderas
patriota del poder
sean efectivamente productivas

desinformémonos
qué lindo que tu riqueza no nos
empobrezca
y tu dádiva llueva sobre nosotros
pecadores
qué bueno que se anuncie tiempo seco

desinformémonos
proclamemos al mundo la mentidad y la
verdira

desinformémonos
nuestro salario bandoneón se desarruga
y si se encoge eructa quedamente
como un batracio demócrata y saciado

desinformémonos y basta
de pedir pan y techo para el mísero
ya que sabemos que el pan engorda
y que soñando al raso se entonan los pulmones

desinformémonos y basta
de paros antihigiénicos que provocan
erisipelas y redundancias
en los discursos del mismísimo

basta de huelgas infecto contagiosas
cuya razón es la desidia
tan subversiva como fétida

garanticemos de una vez por todas
que el hijo del patrón gane su pan
con el sudor de nuestra pereza

desinformémonos
pero también desinformemos

verbigracia
tiranos no tembléis
por qué temer al pueblo
si queda a mano el delirium tremens

gustad sin pánico vuestro scotch
y dadnos la cocacola nuestra de cada día

desinformémonos
pero también desinformemos

amemos al prójimo oligarca
como a nosotros laburantes

desinformémonos hermanos
hasta que el cuerpo aguante
y cuando ya no aguante
entonces decidámonos
carajo decidámonos
y revolucionémonos.

 

 

 

||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||| gárgola vacas 1997